Publicado en www.certicalia.com el 15/1/2016
En primer lugar, quiero recalcar que la Inspección Técnica de edificios es un instrumento para SALVAR VIDAS. Como lo leen. Y esto no lo digo yo, sino los mejores de los mejores especialistas que he tenido el placer de conocer en mi periplo profesional. Quizá por ello, se trata del trabajo que más me apasiona, porque exige toda la concentración del técnico y aúna labores de investigación, conocimiento previo, experiencia, intuición, relaciones públicas y mediación. ¿Y por qué la ITE salva vidas? Porque un buen diagnóstico del edificio puede detectar una patología no evidente – y no visible - que sea de extrema gravedad y que obligue a evacuar un inmueble que termina colapsando horas después.
En primer lugar, quiero recalcar que la Inspección Técnica de edificios es un instrumento para SALVAR VIDAS. Como lo leen. Y esto no lo digo yo, sino los mejores de los mejores especialistas que he tenido el placer de conocer en mi periplo profesional. Quizá por ello, se trata del trabajo que más me apasiona, porque exige toda la concentración del técnico y aúna labores de investigación, conocimiento previo, experiencia, intuición, relaciones públicas y mediación. ¿Y por qué la ITE salva vidas? Porque un buen diagnóstico del edificio puede detectar una patología no evidente – y no visible - que sea de extrema gravedad y que obligue a evacuar un inmueble que termina colapsando horas después.
En Cataluña, con la reciente normativa
sobre la Inspección Técnica de Edificios, las deficiencias de los inmuebles son
ahora clasificadas como: leves, importantes, graves y muy graves. Las
deficiencias graves y muy graves no permiten al edificio obtener el Certificado
de Aptitud, y el arquitecto, con todo el tacto del que es capaz, debe no
solamente proponer medidas de corrección (cautelares o urgentes, según la
gravedad de las patologías), y explicarlas exhaustivamente en el informe
resultante de la inspección desfavorable, sino intentar transmitirlas oralmente
a los vecinos y demás partes implicadas como gestores de fincas.
Pero esta comunicación jamás debería
coger a las partes implicadas por sorpresa. Durante la visita, nuestro ojo
clínico ya puede empezar a intuir que algo no va bien si algo no va bien, y
nuestra obligación como técnicos es actuar también como comunicadores y
transmitir nuestras inquietudes al presidente de la comunidad o al
administrador de fincas. Muchos vecinos no quieren oír hablar de que “su
edificio tiene alguna deficiencia” y cierran los ojos ante la realidad, como si
quisiesen correr un tupido manto sobre la herida y hacer como si ésta no
existiese. Y no digamos si se da el caso (bastante habitual) de que algún
inmueble del bloque esté a la venta o alquiler, y gracias a un informe
desfavorable los compradores huyan en masa. En este último caso, no está de más
recordar que ocultar vicios a compradores o arrendadores está penado por la
ley, y moralmente es del todo injustificable.
Por tanto, como técnicos, jamás
deberemos ceder a las presiones de agentes externos a nuestra labor para quitar
hierro a las lesiones que observemos. Tenemos siempre que ser objetivos,
analíticos e imperturbables en nuestros diagnósticos. La Inspección Técnica de
Edificios no se limita solamente al informe, sino a la descripción de las
medidas de reparación, cautelares y de urgencia. En estos últimos casos,
tenemos la libertad sobrada de ordenar al organismo competente la evacuación
del edificio. No estamos realizando trabajos para quedar bien con todo el
mundo, sino para SALVAR VIDAS. Además, en nuestra vida profesional – ni
personal – jamás vamos a poder quedar bien con todos, y ni siquiera es
deseable. Así que hay que pensar menos en las consecuencias negativas de las
ITEs desfavorables y más en las positivas, que las superan muy mucho. Un
ejemplo comparable es una detección a tiempo de un cáncer, que salva la vida al
paciente. Sobran las palabras.
Por último, sea cual sea la deficiencia
que hemos hallado en el inmueble peritado, es muy deseable ofrecer soluciones
para la reparación de las mismas. No se trata de realizar un proyecto de
restauración completo (eso iría en un trabajo aparte, y nos podemos ofrecer
para ello), sino de ofrecer métodos para solventar las deficiencias y
explicarlos a todas las partes implicadas. Una ITE negativa no es una jugarreta
del destino, sino una oportunidad para SALVAR VIDAS y mejorar radicalmente las
prestaciones de los inmuebles.
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