No eres un auténtico profesional si
no has sufrido alguna vez un impago. Y no voy a explicarte a estas alturas lo
que debes hacer para gestionarlos o directamente evitarlos a la mínima
expresión, porque existe numerosa literatura en Internet al respecto totalmente
válida. Procesos monitorios, dejarlo todos los procesos por escrito en un
diario de a bordo, llevar la contabilidad al día, etc. Pero sí creo conveniente
aplicar la filosofía de “look at the
bright side of life” en cómo lidiar con los deudores en nuestras
disciplinas más habituales, los encargos de certificación energética, cédulas
de habitabilidad, ITEs, etc., de monto económico discreto en la mayor parte de
casos.
Si no nos realizan los encargos a
través de un mediador y estamos “solos ante el peligro”, el primer consejo es
pedir siempre una paga y señal a abonar el día de la visita. Siempre. Por lo
menos te aseguras los gastos de la visita y desplazamiento. En el caso de
certificaciones energéticas, yo solicito invariablemente el 50% de los honorarios.
El resto se paga con la entrega de documentos. En encargos combinados de
certificación y cédula, solicito el 40%, pagándose otro 40% con la entrega del
primero y el 20% restante con la emisión de la segunda. Muchos clientes quieren
pagar todo completo el día de la visita y olvidarse, por lo tanto, nunca te
niegues a esa posibilidad. Mi experiencia me confirma que el cliente pregunta
en la inmensa mayoría de veces cómo es el sistema de pago, así que puedes
indicarle los dos sistemas y dejarle que elija. Y siempre aludir a “tu política
de empresa”, porque eres empresario.
En segundo lugar, recomiendo
especificar en la factura expedida (que debemos llevar el día de la visita)
todas las condiciones de pago y el número de cuenta de ingreso de los honorarios,
así como ir actualizando el impreso en cuanto se vayan satisfaciendo las
deudas. Nunca dejar nada al azar. Dejar siempre por escrito las cantidades
satisfechas in situ, y después vía internet, si no volvemos a tener contacto
físico con el cliente. Aunque la factura funciona como recibo, no descartemos
el uso de recibos como prueba fehaciente de los pagos. Y llevar a rajatabla una
contabilidad de deudas que se debe actualizar en tiempo real para no confundir
la paga y señal de 50 euros de la certificación 47 con la paga y señal de 40
euros de la certificación 78 y provocar un conflicto.
En tercer lugar, utilicemos el sexto
sentido y nuestra experiencia para detectar a algún cliente problemático.
Normalmente se repiten patrones de conducta en gente proclive a la morosidad. Por
ejemplo, evitar hablar del precio de los servicios o intentar que no se
produzca el pago de la paga y señal con excusas varias, entre ellas la alusión
a la falta de confianza entre las personas. Si son amigos o familiares lejanos,
mucho ojo también, porque suelen llegar a suponerse cosas inaceptables. En todo
caso: Si no recibimos un primer pago el día de la visita de toma de datos
tenemos todo el derecho moral a interrumpir nuestra labor hasta que el cliente
cumpla con su cometido y en negarnos incluso a realizar el trabajo si el
cliente insiste en imponer sus condiciones. Y con respecto al segundo pago,
tengo por costumbre fiarme de la calidad humana de las personas y salvo dos
excepciones, jamás he tenido ningún impago en este sentido y envío la
documentación ANTES de recibirlo, pero aquí ya entra en la elección de cada uno
demanar el resto de los honorarios antes de la entrega de los documentos.
Evidentemente esta opción es la más firme, pero se encuentra con la oposición
de mucha gente que piensa que este tipo de servicios funcionan como el pago en
los restaurantes, que se realiza después de comer. Piensa que antes era de los
que solamente enviaba los documentos después del pago, pero el mercado es el
que es y esta práctica puede generar un boca a boca negativo.
Y si habéis tenido un impago o
varios, no cometáis el error de creer que todos los clientes serán sospechosos
de morosidad, porque entonces vuestra capacidad comercial se verá inundada por
un halo de negatividad que emponzoñará absolutamente todo. Como ya comenté en
otro artículo, aislad a los morosos como las manzanas podridas y no permitáis
que contaminen al resto, porque estadísticamente hablando, no es probable que
este tipo de casos superen el 1-2% de toda nuestra actividad como
certificadores energéticos.
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