domingo, 27 de diciembre de 2015

ARTÍCULO 12. Compartimenta, certificador energético



No todas las certificaciones energéticas son iguales. Y menos mal, porque si lo fuesen, nuestra labor sería más propia de una fábrica de montaje automatizada como la que Charles Chaplin nos mostraba en su genial película “Tiempos modernos”. Ni tampoco todos los clientes son iguales, evidentemente. Aunque sea de pasada, abre tu base de datos de operaciones realizadas y, en un par de minutos, observa toda tu trayectoria. Seguro que comenzarás a recordar anécdotas de lo que te pasó en tal o cual vivienda y sonreirás; y del mismo modo, fruncirás el ceño al rememorar algunas peripecias no tan agradables. Y como el tiempo todo lo cura, aquella nube se desvanecerá en tus recuerdos de manera inmediata.
Lo que te quiero comentar es que el certificador energético (y por ende, cualquier tipo de profesional), es como un malabarista que en muchísimas ocasiones está lidiando con numerosas pelotitas a la vez, todas ellas pasando de mano en mano y transcribiendo parábolas en el aire. Imagínate que se nos cae una: de manera inmediata el tinglado se colapsa y da con todas las demás bolas en el suelo. Por ello, en las ocasiones en las que lidies con numerosos encargos a la vez, debes ser el mejor malabarista del mundo. ¿Cómo se consigue? No basta con la habitual base de datos a varias columnas en la que controlas el estado de cada proyecto, sino que tendrás que confeccionarte una tabla especial para la ocasión del grupo de certificaciones que en ese momento estés manejando. Yo lo hago a mano en mi agenda porque así me la puedo llevar a las visitas y actualizar los avances en tiempo real. Siete cuadraditos por certificación que tacho por etapa finalizada: Formalización de encargo – Visita – Trabajo – Trámite – Etiqueta - Envío al cliente.
Pero no solamente debes ser equilibrista en organización, sino que tienes que entender que cuando te hallas en la visita número 124 en la Calle Zutanito nº 13, 50º 4ª, tu mente y cuerpo solamente deben estar dirigidos al 100% a la toma de datos de la vivienda del nº 13 de la Calle Zutanito, 50º 4ª; y al asesoramiento de tu cliente. Lo que ocurrió en la visita número 123 en la Plaza Menganito nº 6, 23º 1ª hace escasamente dos horas no existe. Al menos hasta que acabes la visita nº 124 y te dirijas a tu despacho a redactar la certificación de la vivienda del nº 6 de la Plaza Menganito,23º piso, puerta 1ª. De la misma manera, si el cliente de la certificación número 67 no te la ha pagado todavía – a pesar de que ya han pasado tres meses desde que se la entregaste -, por muy enfadado que estés y pensando en contratar al bufete de abogados de Boston Legal (o mejor aún, a alguien de la familia Corleone), tienes que encerrar tu rabia en una cajita con el número 67 y no abrirla nunca mientras estés dedicándote a resolver otras cajitas, en estos momentos las 123 y 124. A esto se le llama compartimentación, y aunque al principio cueste mucho llevarla a cabo, a medida que se va ganando en experiencia profesional, se va consiguiendo de manera más automática. Te recomiendo compartimentar de uno en uno al inicio, después ya serás capaz de hacerlo por parejas o tríos de certificaciones.
Así que recuerda: clasifica meticulosamente todos tus trabajos y su estado en una base de datos, y vuélcate al 100% en cada uno de ellos, olvidando todos los demás.

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