Somos personas-anuncio. Las 24 horas
del día, los 365 días del año.
Haz la cuenta de cuánto tiempo pasas
en la calle, en el coche o en el transporte público, de camino o de vuelta de
las visitas; y durante las mismas. Y no digamos buscando clientes nuevos. ¿Por
qué no utilizar esas horas para algo más que desplazarse, ordenar agendas en el
metro o bus, o simplemente hacer de Community Manager posteando tus bondades en
el LinkedIn o Facebook? Tras cerca de dos años y medio inmerso en la actividad
de certificador energético, puedo proponerte tres sistemas muy sencillos para
publicitarte sin mover un dedo más de lo necesario, es decir, sin recurrir al
buzoneo, repartir flyers o similares,
que exigirían anular todas tus demás actividades.
1) Utiliza tu maletín, carpeta de
documentos o portafolio como anuncio. Yo siempre acostumbro a ir a mis visitas
con una carpeta corporativa a la vista, en la que se lea muy bien la palabra
“CERTIFICACIÓN ENERGÉTICA” y “ARQUITECTO”. Piensa en los kilómetros que recorres
durante el año con el fin de dirigirte a los pisos a certificar. Aprovéchalos,
aparte de para hacer ejercicio. Y no bajes la guardia al entrar en los
portales, y mucho menos, al meterte en un ascensor con más gente. No sabéis en
qué lugares más curiosos se pueden cerrar tratos. Si quieres parar a tomar
algún refrigerio, hazlo en un sitio lleno de gente hasta los topes con las
carpetas a la vista.
2) En ocasiones, es necesario el
vehículo privado para los desplazamientos a los pisos a certificar. No descartes
convertirlo en coche-anuncio instalando (por ejemplo) dos vinilos corporativos
en las puertas. O pegatinas en la luna trasera. Y mientras el coche está
aparcado, seguirá trabajando para promocionar tus servicios. Por supuesto,
trata de tener el vehículo lo más limpio posible. En este sentido, cuando
debemos aparcar en la calle, el coche es una prolongación de la imagen de la
empresa. Imagínate si tienes la suerte de dejarlo delante de una inmobiliaria y
el coche parece recién salido del París-Dakkar…
3) Hablando de coches… ¿verdad que
cuando lo llevas a tu taller, los empleados llevan vestimenta corporativa, con
los datos esenciales para contactar con ellos? Es decir, web, teléfono y
logotipo. ¿A que cuando los ves durante la hora de comer charlando animadamente
en la cafetería de la esquina, sigues identificándolos con la empresa para la
cual trabajan y piensas, “qué bien se lo pasan, les encanta su trabajo”? Una
vez – y la vida está llena de casualidades – me encontré en un barrio de
Barcelona a diez kilómetros de distancia de mi domicilio con un trabajador de
una empresa de reformas que tiene la tienda a cincuenta metros de casa. Lo
reconocí por la camiseta de la empresa. En el trabajo de certificador energético,
tal vez no sea lo más adecuado ir con camisetas corporativas a las visitas (o
sí, nunca conviene generalizar, estudia a los clientes – esto daría para otro
post -), pero sí pensar en algún complemento (pin, corbatas, camisas a juego)
que recuerden a nuestra empresa, aunque sea en el color. Y con esto te doy otra
pista: las camisetas que te pones en tu tiempo libre, tanto si vas a la playa
como si participas en una competición deportiva, podrían patrocinar tu propia marca.
Por supuesto, se te ocurrirán muchos
sistemas más sin recurrir al tarjeteo pesado e incesante, sistemas proactivos
que no molesten al observador casual. Da igual lo raros que te parezcan.
Pruébalos.
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