domingo, 27 de diciembre de 2015

ARTÍCULO 15. La optimización del tiempo en la certificación energética



Muchas veces pensamos que el día debería tener 28 horas. Y no es para menos. Hay periodos en los cuales podemos recibir un buen pico de trabajo y debemos estar preparados para ello, no solamente desde el punto de vista técnico, sino psicológico. Estoy convencido de que la mitad -  e igual me quedo corto – del trabajo profesional del día a día debe dedicarse a gestionar, preparar o sembrar precisamente la otra mitad del tiempo de trabajo. Es decir, control de llamadas, reuniones, visitas comerciales, planificación de estrategias, etc. Aparentemente es tiempo no remunerado, pero a la larga los escépticos (te confieso que yo también lo fui en su momento) se convencen de lo contrario. Tener la situación bajo control es uno de los placeres más grandes que tiene el autónomo o director de una empresa.
Tenemos que aprovechar nuestro tiempo de la manera más eficaz. Imagínate una situación sencilla, que denominaremos ESCENARIO I. Tenemos que desplazarnos en metro hacia el otro extremo de la ciudad para realizar una visita de certificación energética y cédula de habitabilidad. Aparte de la hora u hora y media de visita propiamente dicha, tenemos otra hora y media que pasaremos viajando por los túneles que surcan las entrañas de nuestra ciudad. Nadie te impide leerte un par de cuentos de Edgar Allan Poe durante cada trayecto, o mirar los últimos cotilleos deportivos en tu móvil interneteado. Pero en esa hora y media podrías adelantar parte de ese trabajo de gestión que es posible realizar sin tener ordenador delante, simplemente con tu agenda a mano. Planificar tareas, citas, ordenar la agenda de teléfonos del móvil (yo necesito saber quién me llama en cada momento antes de descolgar), poner al día la contabilidad, buscar cursos de reciclaje profesional en webs especializadas o de tu colegio profesional, realizar labores de community manager con tus perfiles profesionales de LinkedIn o Facebook, escribir borradores de artículos o posts para tu blog o espacio web…
Ahora pasemos al ESCENARIO II. Se trata de una visita similar, pero a una treintena de kilómetros de tu puesto base. Si utilizas el tren o autobús para el desplazamiento, sirve lo apuntado para el ESCENARIO I, pero si te diriges hacia tu destino en coche, evidentemente la cosa cambia. Y aquí me atrevo a dar un consejo que puede que haga tirarse de los pelos a más de uno. Nada de manos libres en el coche para contestar llamadas mientras conduces. Cuando se conduce, el móvil no existe. Solamente estáis tu vehículo y tú, y la radio o música que puedas poner. Por ello, recomiendo salir con suficiente antelación de tu campamento base para llegar un cuarto o media hora antes a tu destino y emplear ese tiempo, no en presentarte antes de la hora en el domicilio de tu cliente (un error comparable al de llegar tarde bajo mi punto de vista), sino en realizar gestiones-escoba. Llamadas no contestadas, comprobación del Email, anotación de algún recado que llevarás a cabo en tu despacho, etc. Quince minutos antes de la visita y quince minutos después puede ser suficiente, el tiempo necesario para desconectar antes y después de la toma de datos y entrar en modo carretera de manera más paulatina y oxigenada.
En el ESCENARIO III, no nos dirigiremos a la vivienda a certificar en transporte rodado, sino caminando. Pero ese detalle no cambia nuestra estrategia. Esos quince minutos de propina antes y después de las visitas puedes aposentarte en un parque, plaza pública o incluso en un bar (reconoce que muchas veces no te da tiempo a desayunar), organizando tu tiempo y tus labores de los próximos días. Si vas a realizar algunas llamadas pendientes, entonces no te recomiendo el bar, sino la quietud del parque o de la plaza. El ruido de piscolabis o de los coches hace muy difícil seguir conversaciones, y podría ser un hándicap serio si encima estás negociando un buen encargo.
En resumen: el tiempo de visitas no debe ser sólo tiempo de visita, sino de gestión y adelanto de otras labores igual de importantes. Valora especialmente las horas que pasas en el transporte público, hazte a la idea de que tu coche es, además de tu amigo, tu oficina rodante; y considera los parques y las plazas como los lugares más adecuados para llamar por teléfono desde la calle. Y, por qué no, aprovecha que te mueves por tantos sitios durante las semanas para disfrutar de los viajes en sí y para conocer ciudades o pueblos nuevos. Incluso podrías convertir en costumbre realizar visitas culturales o arquitectónicas una vez a la semana, fuera del agobio de los sábados y los domingos. Piensa en cuánta gente está deseando tener ese trabajo tan alejado de la rutina.

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