Me gustan especialmente visitar los pisos que están orientados hacia una zona amplia. Da igual que se trate de una plaza, una zona verde, un descampado o directamente un bosque. La luz es uno de los mayores activos que tiene un inmueble que se pone a la venta o alquiler, y todo esfuerzo que se dedique a potenciar la sensación de luminosidad estará bien invertido. Pintados con colores claros o brillantes de las habitaciones dan efectos espectaculares.
Por otra parte, tengo la costumbre de dedicar unos minutos antes y después de las visitas a poner en orden mi agenda, realizar alguna llamada pendiente o simplemente - y con más calma - investigar algún aspecto constructivo del edificio peritado. Es una manera eficaz para no dirigirse al vehículo propio, al tren o al autobús con la toma de datos de la visita bailando dentro de la cabeza y mareando tus entrañas. Quedándose un poco más en la zona, es posible que adviertas algo que se te había pasado por alto, estés a tiempo de comprobarlo in situ (y no si te has ido inmediatamente y se te enciende la bombilla a muchos kilómetros de distancia, y si todo está en orden, puedes relajarte antes de emprender el camino de vuelta al despacho o a casa.
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